NAZARET es la pantalla
luminosa que idealiza un estado de perfección, es norma de conducta para los
hogares. En ella, María distribuye su tiempo en el cumplimiento de sus
obligaciones, desde que amanece hasta la noche. La vida de maría fue una
oración, activa, eficaz, sensible, escondida, una vida ejemplar, sacrificada,
una vida entregada y humilde según el marco del trabajo casero. Y Dios se
complacía en la presencia de su esclavita que hace maravillas de perfección. Un
himno de adoración fue su vida, columna de incienso y candor de violetas en el
altar de la casita de Nazaret, donde mora Dios. El vencer los cansancios con
una sonrisa era el secreto de su santidad.
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