25 de Noviembre de
2021. Un día de intensas emociones encontradas con dos mujeres ejemplares, por
una parte, celebrar la vida de Madre Edith Gutiérrez, nuestra Coordinadora General
y por otra, sentir profundamente la partida a la vida eterna de Madre Antonia
Fonseca, nuestra Religiosa asesora de laicos.
Para nosotros los
laicos es un honor rendir homenaje a quienes lo merecen por la conjunción de
sus virtudes, la generosidad, la vocación, la rectitud de la conducta, por el
amor al trabajo y al ser humano. Madre Antonia, firme y rigurosa pero amable y cariñosa.
Reconocemos el testimonio que deja del amor de Dios, de justicia, equidad y de
las virtudes de servicio y entrega ya que fue capaz de desgastar su propia vida
por los demás, pensando siempre en el bien común.
Su ministerio fue
ejemplar por su sensibilidad, entrega y calor humano con el que condujeron su
misión. Su apoyo incondicional, su consejo oportuno y esa forma tan particular
de dar ánimo.
Su espíritu nos
impregnó a los que compartimos con ella. Sus sabias enseñanzas fue una escuela
de vida, escuela donde dominó la sonrisa, la paciencia, el estimulo y el amor.
Mujer como usted,
Madre Antonia, merece ser no solo recordada en una ocasión como la de hoy, sino
pasar a la historia por lo mucho que aportó a la Congregación, a los laicos y
al prójimo en general.
Detrás de su historia
está su entrega incansable. Su obra y ejemplo serán siempre una inspiración en
nuestras vidas. La tendremos siempre presente en nuestras oraciones y recuerdo
amoroso.
Descansa en paz Madre
Toña y desde el paraíso seguirás velando por la Congregación, por sus Obras,
por sus queridas Hermanas, Laicos y por todos aquellos a quienes dedicó su
vida.
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