Movimiento Laical Nazaret

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150 años de la Fundación de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret

domingo, 17 de febrero de 2013


La FE

Oscar Montañez

La fe es, generalmente, la confianza o creencia en algo o alguien. Puede definirse como la aceptación de un enunciado declarado por alguien con determinada autoridad, conocimiento o experiencia, o como la suposición de que algo reflexionado por uno mismo es correcto, aunque falten pruebas para llegar a una certeza sobre ese algo. Las causas por las cuales las personas se convencen de la veracidad de algo que aceptan por fe, dependerán de los enunciados filosóficos en los que las personas confían y de otros aspectos de tipo emotivo o cultural. La palabra “fe” puede también referirse directamente a una religión o a la religión en general.

La Fe según la Biblia. Es un concepto judío que se deriva de la palabra hebrea “emuha” que significa tres cosas: firmeza, seguridad y fidelidad. Esta es la definición de Fe en la Carta a los Hebreos: “La Fe es la certeza de lo que se espera y la evidencia de lo que no se ve” (Heb.11:1).

Fe (Revelación Divina). Fe, del latín, “fides” significa, confiar, creer. Es en la terminología religiosa “el sentimiento firme de la voluntad a una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina”.

También, puede ser definida como la adhesión del entendimiento a una verdad por la autoridad de un testimonio. Implica por tanto un componente intelectual, ya que la fe no es un consentimiento, sino un asentimiento y considera un motivo específico.

Para el catolicismo, la fe es la respuesta del hombre a Dios. Que se revela y se entrega a Él, dando al mismo tiempo una luz sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida.

La fe teológica es una virtud sobrenatural por la cual creemos ser verdadero lo que Dios ha revelado, no por la verdad intrínseca de las cosas a la luz de la razón, sino por la autoridad de Dios, y que la Iglesia propone. Por la fe “el hombre se entrega entera y libremente a Dios”. Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. “El justo vivirá por la fe” (Rom. 1:7).

El discípulo de Cristo no debe solo guardar la fe y vivir de ella sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla. “Todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la Cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia”. El servicio y el testimonio de la fe son requeridos para la salvación: “Todo aquel que se declare por mí, ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos, pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. (Mat, 10,32-33).

El misterio central de la fe y de la vida cristiana: Los cristianos somos bautizados según la fe de nuestros padres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

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