Movimiento Laical Nazaret

Movimiento Laical Nazaret
150 años de la Fundación de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret

domingo, 29 de julio de 2012

Cierre de Actividades 2011-2012

Hoy celebramos la culminación de una etapa especial en nuestras vidas como laicos/as Nazaret. Agradecemos a Dios su acompañamiento durante todos estos meses y por permitirnos estar aquí, llenos/as de emociones, alegrías por el deber cumplido y por la oportunidad de llevar a muchos lugares el  Carisma de Nazaret. Cada uno/a de nosotros/as tiene un toque especial y único, hoy agradecemos profundamente el regalo de la presencia de seres irrepetibles a quienes tenemos el honor de conocer. En primer lugar, a las dueñas de casa, quienes nos han hecho sentir como en nuestro propio hogar, en familia, por velar por nuestra seguridad, por su apoyo incondicional, por su generosidad, por ser tan serviciales, tan entregadas y muy especialmente por la alegría que caracteriza a Nazaret: A la Madre Gema, a Desirée, a Maury y a la Madre Cleo, quien nunca se ve, pero siempre está, y por supuesto a nuestra coordinadora de Laicos, la Madre Nhur,  por su entrega y compromiso en este propósito de consolidar el movimiento de Laicos/as.

A la Madre Maria Helena, gracias por su dedicación y entrega, por continuar brindándonos su amor y apoyo, por permitirnos lograr cada uno de los propósitos que nos trazamos y ofrecernos las oportunidades para lograr nuestro apostolado.

A la solidaridad de Esperanza, a la lealtad de Marjorie, a la familiaridad de Amalia, a la entrega de Ana Victoria, a la obediencia de Marlina, a la humildad de Gina, a la sencillez de Miriam, a la dedicación de Elsa, a la fidelidad de Leonor, a la devoción de Oscar, a la sensatez de Euyanis, a la gentileza de Astrid y a la entrega de Zulay.

Pero toda historia de vida, de amistad, tiene un momento trascendental, no un final. Una historia que surgió hace mucho, pero mucho tiempo, en esta comunidad de Nazaret. Una persona que ha sido para nosotros, no solo una compañera de trabajo, sino una amiga que ha dejado plasmada su huella en nuestras vidas. Hoy queremos reconocer que tu paso, Carmita, entre nosotros, no termina ahora, sino que, aunque las distancias sean físicamente lejanas, la cercanía espiritual será indudablemente especial. Además, la tecnología es nuestro mayor cómplice. Tu participación comprometida y actitudes prevalecerán en nosotros. Ayer, el Evangelio hacía énfasis en la Parábola del Sembrador, pues bien, ve y siembra en otras tierras, porque la semilla que llevas en tu corazón, es la semilla de la confianza en Dios, en tu compromiso con la comunidad de Nazaret, pero muy especialmente en tu Fe en Dios y en la Santísima Virgen.

Los aquí presentes te deseamos lo mejor y que tus logros, donde vayas, serán nuestros también. Por siempre seguiremos unidos/as en este compromiso con Nazaret.

Zulay M. Díaz Chirinos


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