Iraida, Oscar y María del Carmen. Aún con el dolor que embarga una despedida tan prematura, dirigimos estas breves palabras, primeramente, a Dios. Nuestro Padre. Aquel quien nos regala la vida y quien decide, con su Santa Voluntad, hasta cuándo estaremos en este mundo para ir a su encuentro. Gracias Señor por darnos la oportunidad de conocer a éstos seres tan especiales. Los amamos mucho y compartimos con ellos bellos encuentros. Laicos fieles. La tristeza nos invade, pero con la Fe y fortaleza que tú, nuestro Señor, nos das, seguirán viviendo en nuestros corazones. Sonreiremos, elevaremos oraciones por ellos y estarán en nuestros recuerdos siempre ¿Por qué han de estar fuera de nuestros pensamientos?. Ellos no están lejos, tan solo a la vuelta del camino.
